Sin path




Una Consulta de Rutina.

Llegué a la clínica con una hora de anticipación cuando el cielo amenazaba con volver a caer como en los últimos días... Luego de esperar unos veinte minutos salió el paciente en turno y me asomé al consultorio para preguntar si podía entregar ya mi Carnet, a lo que me llevó a la decepción de que la Doctora que solía atenderme no lo era, y en su lugar se encontraba un otro Doctor... Total, pasé, me recibió el Carnet, salí, y hube de esperar mi turno desde las 3:10 que eran y hasta las 4:20 en que me entretuve leyendo y releyendo los carteles de Salud Social, y los avisos en las puertas del clásico "Toque una vez y espere a que le abran"...

Una hora tuve para ver pasar y pasar a algunos médicos, enfermeras y pacientes, debajo exactamente del codiciado ventilador de Verano que por el Frente Frío N° 12, ahora emitía un aire frío bastante incómodo...

Total, con la batería en rojo y a punto de morir de mi celular, ni para entretenerme borrando imágenes, videos o releyendo los comentarios de la aventura vivida el Viernes anterior, cuando realicé una de mis fantasías gloriosas con mi amante en Las Cerezas con Loraine y Lue.

Cuando por fin pasé y traspasé la puerta, el frío del aire acondicionado no redujo mi ánimo de saber que los resultados de mis análisis más recientes habían salido sumamente positivos y que mi lenguaje corporal entre los demás pacientes impacientes estaba también por las alturas.
Me recibió el Doctor, muy amable, joven de unos 35 o 40 años, y hasta bromista e intercambiando comentarios ligeros...
Puso sus manos sobre el teclado y empezó a digitar algo sobre el historial de mi expediente; me hizo las preguntas de rigor y minutos luego imprimió los resultados del análisis que me había hecho seis días antes, y que yo no había visto todavía... Bla bla bla... "Cómo se siente", Bla bla bla, etc.

El Doctor me simpatizó porque para nada dibujaba la expresión déspota de muchos otros doctores que se sienten emisarios del mismo Dios y eso me hizo sentir más cómodo y relajado, al grado de animarme a preguntarle si la ya no tan rígida erección tendría algo que ver con la edad que ya me cargo acercándome al Pent-House del Tercer piso...
Lo anterior significó que el Doctor me pidiera que me recostara en el diván cubierto por la arrugada sábana verde hospital, y me preparara para la auscultación también rutinaria con el estetoscopio de los ritmos de mi corazón, del manómetro en mi brazo, y de la dígito-apreciación de mi vientre...
Hasta ahí, todo normal, como lo marcan los cánones del buen Galeno.

Me tendí, boca arriba, puse mis brazos a mis costados y me escuchó el corazón, luego me pidió me descubriera el vientre, y sus dedos ejercieron la presión para captar dolores o movimientos raros de mis entrañas... Sentí un poco de dolor en mi costado izquierdo por ese exceso de presión, y enseguida me pidió que me descubriera poco más abajo... Lo hice y fue ahí entonces que su palpar ya no se sintió igual.
Como es mi costumbre, tan cerca del rostro de los Doctores, la mirada de mis ojos se clavan en el techo o en cualquier otra superficie que no sea su intimidante cercanía, pero me extrañó un poco que no como la generalidad, él mismo me ayudó a desabotonar el primero de los botones de mi pantalón, y sin colocarse el delgado latex de los guantes médicos, se fue todavía más abajo hasta que mi pensamiento me lo dijo: "Oops!... Así no va el protocolo".

Por mi mente pasaron mil y una de mis fantasías y timideces y me concentré en no pensar en nada que me produjera excitación...
De pronto, de estar palpando mis ingles sobre la tela de mi pantalón, sin más preámbulo se fue hasta mis testículos y me preguntó si tenía dolor... Le dijo que no.

Suspendió el digito-toqueteo, y me dijo: "Está bien, ya puede levantarse".

Regresé a las sillas frente a su escritorio, y entonces le mostré los resultados del Ultrasonido de Próstata, y del Antígeno Prostático... Entonces me dijo que me volviera a recostar, y... Gulp!, me pidió volviera a descubrirme, "Más abajo" - dijo - Obedecí y casi casi dejé al descubierto la totalidad de mis genitales, mismos que manipuló a su antojo y ante la dificultad de la otra totalidad descubierta, me pidió que me bajara más el pantalón... Ya para entonces ya no quise controlar mi erección, tomé de los costados mi pantalón y deliberadamente´me arqueé más y los bajé hasta mis ingles casi sobre los muslos, con la subsecuente excitación y respiración exaltadas.
No había duda, el Doctor me estaba poniendo un faje sin reservas y aunque no lo hizo directamente con movimientos de masturbación (de arriba a abajo y viceversa), así, sin guantes, piel con piel, manipuló mi pene de un lado a otro y gestionó una especie de masaje en mis testículos en busca de "alguna anomalía" - según él -

Empecé a sentir esa erección; de la timidez pasé al nerviosismo, del nerviosismo a la excitación y de la excitación a no querer estar malinterpretando, por lo que el controlar la total erección fue el mandato de mi entender...

No sé cuántos minutos pasaron pero incluso se detuvo y se acercó a la puerta para asegurarla; volvió a mi cuerpo y siguió con la seducción que estuve a punto de desear llegara al punto más extremo... De pronto se detuvo una vez más, se enderezó y me dijo que ya podía levantarme mientras me decía: "Ya se le estaba parando"... Y sí, ya estaba a un minuto de ceder y hasta de ayudarle al toqueteo de mis zonas erógenas... Todavía entre broma y broma le dije que si hubiera sido Doctora, Sí que hubiera logrado que tuviera una erección a FULL.

En fin, mientras me arreglaba la ropa volvió al teclado, pero pude darme cuenta que el Doctorcito SÍ tenía una erección visible que antes de ocupar su sillón, hábilmente se acomodó...

Adiós concentración, recibí la hoja de mis resultados, mi receta para el tratamiento de un colesterol alto, y recogiendo mis cosas muy turbado, le di la espalda con afectuosa despedida por parte de ambos y traspasé de nuevo la puerta ahora hacia afuera del consultorio, anunciando el turno del siguiente paciente.







3 Comentarios

Comentarios de los lectores


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1 ) Enviado por: Hypersexual el 30/08/2018 a las 19:06:14

Con todo respeto, me tomé el atrevimiento de darle unos toques a tu relato.

"Al fin Tuve a mi Vecina"

...Era Otoño, mi época preferida. Cuando subía las escaleras rumbo a mi apartamento, venía bajando ella, mi vecina, con su característica seriedad y su buen gusto en el vestir. Llevaba un vestido café, chaqueta y una bufanda de colores. Debo aclarar que ambas somos amas de casa y llevamos mas de 3 años como vecinas...

Pero ese día fue especial pues ella me dijo que quería invitarme un café. Acepté desconcertada, pues no hablaba tanto conmigo. "Cuando deje a los niños en la escuela paso a tu casa". -Contesté. Ella sonrió y dijo: "Te esperaré". -y le dije: "Qué más da, ¿quieres ir con migo?, anda". -Ella contestó: "¡Claro!; por qué no, vamos".

En el camino me contó que su esposo la habia engañado y que estaba triste. -Le dije: "Calma, así son ellos, no hay nadie que no lo haga hoy en día. Hazle lo mismo, en Internet conocerás chicos o chicas, jajaja!". Entonces me dijo: "Sí, hay que probar cosas nuevas... ¿Tú has estado con alguna mujer?". -"¿Yo?". "Claro que no, en realidad solo bromeaba" -Respondí. ..."Pero sí me gustaría probar" -Bromeé. ...Entonces hizo lo que no esperaba, puso su mano en mi pierna y me puso nerviosa... "Hay que hacerlo cómo, ¿en el carro? -le pregunté. "No". Vamos a mi casa" -Respondió.

No sentí ni cómo manejé hasta casa con sus manos acariciando mi entrepierna... Cuando subíamos las escaleras, no me pude contener y le agarré una nalga; se sonrió y dijo: "¡Me calientas!"... Al entrar a su casa me puso contra la puerta y empezó a besarme el cuello mientas sus manos trataban de llegar a mi muy húmeda vagina, y yo ahí, sin poder moverme. Entonces mis manos empezaron a acariciar sus pechos y sus muy redondas nalgas y me sentí muy ardiente; empecé a quitarle la ropa. ...Entonces ya no era ella era yo quien no aguantaba las ganas de tomarla y cogérmela toda.Y así le rompiéndole el vestidito, le agarré los pechos y puse mi boca en su muy mojada vagina. Era como si ya me estuviera esperando... Le metí mi lengua succionando sus jugos y me encantaron sus gemidos pidiendo más. La volteé y le di unas nalgadas, la puse de rodillas e hice que me lamiera la toda la vagina; le agarré los pechos y le dije: "Ahora eres mía, así que date vuelta", y le metí mi lengua en su ano. Gritó tan excitada que mientras le chupaba su ano, mis manos exploraban sus pechos y su vagina hasta que me dio más y más jugos.

Estuvimos haciéndolo casi toda la mañana hasta que acabamos de tan cansadas que estábamos. Lo mejor, es que hice todo lo que miraba en aquellos videos de Lesbianas en Internet y aún sigo cogiendo con mi vecina.



Voloración de la obra: 5

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2 ) Enviado por: Hypersexual el 30/08/2018 a las 19:06:14

Hola Fantaciakles,

Como ya lo comenté, me gustó mucho tu experiencia, y si lo deseas, aunque no soy una eminencia, yo te ayudo un poco en la redacción y la ortografía.

Tal vez tu idioma natal no es el Español, pero con gusto y sin compromiso alguno, me gustaría darte una mano.

Espero recibir tu respuesta... Ya tengo la versión de tu relato con el manejo de la redacción recomendable.

Sinceramente:
Hypersexual.

Voloración de la obra: 4

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3 ) Enviado por: Hypersexual el 21/03/2018 a las 19:06:14

¡Me gustó mucho tu relato mujer!...

Muy corto pero tal y como te llegó a tu puño.
Voy a buscarte más seguido dentro de este rubro que me llena las pupilas... y algo más.

Voloración de la obra: 4

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